Vamos a conocer la historia detrás de esos cuadrados pixelados que vemos en todas partes: los códigos QR.
El origen de los códigos QR
¿Qué significa QR? Bueno, esas siglas son de "Quick Response", o en español, "Respuesta Rápida".
La diferencia clave con los códigos de barras es que, mientras que los códigos de barras tradicionales solo pueden almacenar información horizontal, los códigos QR pueden almacenar información en dos dimensiones. O sea, pueden contener más datos.
¿Por qué se creó el formato QR?
Se creó ante la necesidad de más información. Aunque los orígenes de los códigos QR se remontan a la década de 1990, cuando fueron desarrollados por la compañía japonesa Denso Wave para rastrear piezas de automóviles durante la fabricación, su verdadero potencial se ha manifestado en una variedad de aplicaciones innovadoras.
Ventajas del QR
Son rápidos y fáciles de leer. Simplemente apuntas tu dispositivo con cámara hacia el código y ya está, tienes toda la información que necesitas al instante. Y estos códigos pueden almacenar muchísima. Desde enlaces web y texto hasta información de contacto e incluso configurar una red Wi-Fi.
Usos en la comunicación diaria
En un restaurante, queriendo echar un vistazo al menú completo o ver críticas de clientes: Con un simple escaneo de QR, todo eso está al alcance.
Eventos y conferencias: Los organizadores adoran los QR. Te inscribes, escaneas el QR en la entrada y tienes tu boleto en tu teléfono. Sin necesidad de imprimir ni perder papel.
Las empresas están abrazando los códigos QR como nunca. Desde publicidad impresa hasta vallas publicitarias, están en todas partes. Escaneas el código y te lleva directamente al sitio web de la empresa, una promoción especial o incluso a un video con información. Es una forma brillante de conectar el mundo físico con el digital.
Otros usos:
Desde su humilde origen en la fabricación de automóviles hasta convertirse en una herramienta omnipresente en la vida diaria, estos cuadraditos juntos han recorrido un largo camino. Así que la próxima vez que veas uno, ¡dale la chance! Y sorpréndete de a donde pueda llevarte.